Discurso de Fin de Año de S.E el Presidente de la República
El siguiente es el discurso de S.E el Presidente de la República de Rino Island, don Marco Antonio Rino Samperi, con ocasión del final de este año 2020.
RINOISLANDESES:
Es
esta ya tradicional alocución de final de año, quiero expresarles mi saludo y
parabienes de cara a este año que ya casi concluye. Ha sido complejo, pero
tiempos difíciles son los que a sangre y fuego templan el espíritu de los
pueblos.
Antes
que todo quiero agradecerles por su respaldo a mi gestión, al permitirme ser
elegido nuevamente para dirigir la navegación de esta república oceánica.
Igualmente se ha notado en el apoyo unánime para el Partido de la Unidad
Nacional Rinoislandés, al ser una vez más ratificada como la expresión política
de la Nación.
Este
año además ha visto el estrechamiento de lazos diplomáticos y de mayor
acercamiento con pueblos hermanos. En este momento quiero reiterar nuestro
apoyo al pueblo saharaui, que está luchando con valentía y fuerza contra el
imperialismo marroquí. El Ejército Saharaui y su pueblo son uno solo en la
lucha por su Nación y su territorio; contra tamaña determinación y fortaleza
nada puede la dictadura de Rabat.
Somos
firmes defensores del principio de autodeterminación de los pueblos; sea el
pueblo saharaui, armenio, o cualesquiera otras naciones este claramente
diferenciada. No se trata de dividir artificialmente pueblos unidos, sino que
de cortar las cadenas de la dominación que afligen a pueblos naturalmente
libres y soberanos.
Quiero
censurar públicamente la conducta del gobierno de España, que en esto ha sido
repudiable. No solo ha olvidado a su suerte al pueblo hermano saharaui, sino
que puesto lado a lado con el opresor marroquí, repitiendo la infame acción de
los Pactos de Madrid bajo reinado de Juan Carlos.
En
el plano interno hemos logrado importantes desarrollos normativos. En lo
económico se ha normativizado el sistema actual, pero debe entenderse como un
paso más hacia el desarrollo que buscamos. Las ventajas del distributismo
económico, cuando es bien aplicado, son evidentes. Muchos propietarios, y poca
concentración económica, permiten la distribución justa de la riqueza, y abren
el camino a una economía integradora y verdadera justicia social.
Se
ha creado una carta de derechos que con realismo y conciencia han materializado
los derechos naturales de los ciudadanos de nuestra micro nación. Se ha creído
necesario dar una regulación especial al trabajo, recordando la organización de
los trabajadores rinoislandeses, que forma parte esencial del entramado de la
participación en la gobernanza de Rino Island.
Quiero
pronunciarme ahora de manera especial sobre este año, y algunas importantes
conclusiones que nos deja a todos nosotros.
Nos
ha tocado claramente uno de los momentos más complicados de este siglo, debido
al azote de la terrible pandemia del coronavirus. Esta epidemia, surgida en
China, y ha llegado a todos los continentes, ha puesto a prueba todos los
regímenes del mundo. En esta lamentable circunstancia ha quedado nuevamente
demostrado que la sociedad neoliberal actual no resiste el menor temblor,
debido a que sus mismos cimientos son incompatibles con la existencia de una
comunidad nacional.
La
pandemia del coronavirus nos ha vuelto a demostrar que el principal problema
del liberalismo radica en que promueve la exacerbación del individualismo,
destruyendo la comunidad social y la natural corporación de sus miembros, y
exagera artificialmente las diferencias sociales, lo que termina por crear
intereses y fines contrapuestos e irreconciliables entre los miembros de la Nación.
Las
clases sociales así desligadas son presa fácil de ideologías extremistas, y las
asociaciones y personas velan por sus propios intereses, en aplicación del
conocido aforismo del «sálvese quien pueda». Aprovechándose de ello, los
partidos políticos se pelean las parcelas de poder, objetivo que siempre
termina sobre el bien común, aun en aquellas cuestiones que son de interés
superior de la nación toda, como ha sido el caso de una pandemia mortal.
Pero
sería reduccionista señalar que el problema es del solo orden político, pues
tiene una raíz económica. Chesterton explicó con su tradicional genialidad el
problema económico del liberalismo: “Demasiado capitalismo no quiere decir
muchos capitalistas, sino muy pocos capitalistas”. Al liberal le gusta el
mercado, pero sin competencia; le gusta la propiedad privada, pero solo para si
mismo.
Bajo
esta filosofía egoísta de la vida cabe a lo sumo la tolerancia a lo distinto y
la generosidad altruista, pero nunca se dará allí la colaboración y la unidad
orgánicas que unen como miembros de un mismo cuerpo a los distintos cuerpos que
forman una comunidad nacional, ni aun cuando circunstancias excepcionales lo
requieran.
Si
para algunos pueblos las democracias liberales parlamentarias han sido
adecuadas, es porque precisamente las inventaron ellos mismos. De la misma
manera el remedio de un enfermo no es útil para todos los que sufren los mismos
síntomas; hay que estar a la causa del problema para buscar la solución, y ella
no se encontrará sino en la naturaleza e idiosincrasia de cada Nación.
Nuestro
pueblo, que ya ha experimentado los defectos de sistemas políticos y sociales
copiados y pegados, sabe que es necesario que cada pueblo se dote del régimen
político más acorde a sus características propias. En ello radica el camino a
un desarrollo adecuado, al progreso y justicia social. Por esto celebramos a
los países que, en pos de su real independencia, optan por modelos democráticos
y políticos acordes a su propia historia y tradición.
Les
pido disculpas por extenderme, pero un año tan trascendente merece una
reflexión apropiada. Les deseo un muy feliz año nuevo a ustedes y sus familias.
¡Con unidad y progreso, Rino Island avanza! ¡Viva Rino Island!
Marco Antonio Rino
Presidente de la República