En esta
sesión de formación cívica nacional vamos a hablar del trabajo, sobre su valor,
y su relevancia social para la República de Rino Island.
El
trabajo ha sido definido como "el ejercicio ordenado de la actividad
humana para la producción de algo valioso o útil para el hombre mismo".
La labor humana se diferencia de la de los animales, por un lado, porque sus
obras "tienen un sentido", en cierto modo inventa un mundo y lo
configura, también porque no opera en una acción natural e instintiva con un
contorno natural, de naturaleza primaria, sino porque crea los utensilios,
opera con técnica y "produce" para subvenir sus necesidades, cada
día, por otra parte, más complejas.
El
trabajo se diferencia también del deporte, porque quiere y realiza el trabajo,
no por sí mismo, sino por el bien que del trabajo resulta. El deporte es, en
cambio, una tarea, incluso muy intensa, pero que se agota en sí misma, como
efusión natural.
Hay,
pues, en el trabajo una actividad creadora y planeada y consciente del hombre.
En él, el hombre utiliza sus facultades intelectuales y manuales. Hay también
en el trabajo un fin personal, de subvenir las propias necesidades, pero el
hombre no trabaja solo ordinariamente, necesita de la ayuda de los otros
hombres y su producto es siempre algo social, que sirve a otros hombres y, en
suma, a la comunidad en que el hombre está inserto.
Si
vamos a reseñar la historia del trabajo, hemos de comenzar con el relato
bíblico, donde el trabajo aparece como una expiación por el pecado de Adán y
Eva. Es la más primitiva concepción del trabajo como castigo divino.
Cuando
el hombre antiguo pasa de nómada a sedentario y se adscribe en áreas
localizadas, comienza un nuevo sistema de organización social y de relaciones
entre individuos. Las primeras prestaciones de servicios lo fueron en régimen
de esclavitud.
La
esclavitud estaba originada por la guerra, el nacimiento o por la sanción
penal. Los filósofos griegos (Aristóteles, por ejemplo) la justificaron y,
jurídicamente, el esclavo no tenía condición de persona, era una cosa propiedad
del amo. El resultado del trabajo del esclavo era del amo, sin siquiera
plantearse nueva relación jurídica, sino la de propiedad del esclavo.
En
Roma, junto a la propia institución de la esclavitud, no modificada, aparece el
"liberto", es decir, el esclavo al que la voluntad del dueño había
dado la libertad, cambiando su estatus de esclavo por una determinada
servidumbre que le permitía prestar sus servicios a terceros, por lo que
aparecen relaciones laborales más próximas a las modernas, como son las
derivadas de los contratos de arrendamientos de obras y arrendamientos de
servicios.
También
existe en Roma la institución del "colonato" que vincula a un hombre a
la tierra, le obliga a pagar un canon y le adscribe permanentemente a ella, de
tal manera que si la tierra cambiaba de propietario, el colono lo era también
del nuevo propietario.
Edad
Media. Régimen feudal y sistema gremial. La invasión de los pueblos germánicos
fue, quizá, la causa fundamental de la destrucción del Imperio Romano. Su
organización política y social modificó sustancialmente la romana. El
feudalismo suponía que el Rey trasladaba tierras y competencias a los nobles a
cambio de sus servicios y fidelidad. Los nobles concedían a su vez,
"subenfeudamientos" a sus allegados, creándose lo que ha sido llamado
"cadena de deberes feudal" que terminaba en su grado inferior en el
siervo de la gleba, adscrito a la tierra y vasallo de su señor feudal, no del
Monarca.
Al
lado del feudalismo campesino aparece en las ciudades el sistema gremial que
agrupa a los trabajadores y artesanos de un mismo oficio en un gremio.
El
gremio ha sido definido por Alonso García como "una asociación profesional
cuyas finalidades básicas consisten en la regulación del trabajo entre sus
asociados y en el mantenimiento de un monopolio frente a terceros".
El
gremio aparece jerarquizado en sus tres grados de maestros, oficiales y
aprendices. El aprendiz debía aprender el oficio, subordinado totalmente al
maestro, en un período de cuatro a seis años; el oficial era el grado superior
al de aprendiz, a través del cual se podía llegar a maestro si se pasaba las
pruebas previstas para alcanzar dicho grado.
El
maestro era el grado máximo, y dictaban, unidos entre sí, los maestros, las
normas laborales que regían en los gremios.
El
monopolio laboral de los gremios gozó siglos de grandeza, pero entró en la
decadencia en la Edad Moderna, en parte por sus propios defectos como por irse
paulatinamente convirtiendo en anacrónicos ante las transformaciones de la vida
económica y social, que exigía sistemas laborales distintos.
La
llamada revolución industrial fue el elemento que apresuró la crisis del
gremio, poniendo en evidencia lo defectuoso de sus estructuras ante las
condiciones creadas por la aparición de sistemas industriales que desbordaban
los pequeños talleres artesanos y la Revolución francesa, exaltadora de la
libertad laboral, como de todas las libertades, derribó definitivamente el sistema
gremial.
El
liberalismo económico que hizo surgir el capitalismo, basado en las
transformaciones de la nueva era industrial, creó nuevos modos y formas de
trabajo e importantes cambios sociales. Se hizo posible y económicamente
necesario un transvase de la mano de obra agrícola a la industria, comenzando
el proceso, que llega a nuestros días, de la despoblación del campo y del
gigantismo de las ciudades. Por otra parte, la aparición del maquinismo
engendra nuevos métodos de dirección del trabajo; ya no sirven las viejas
normas gremiales, que son sustituidas por disposiciones nacidas del concurso de
la oferta y la demanda de trabajo, por la relación directa entre patrono y
trabajador.
Pero
el liberalismo económico en estado puro no iba a ser la panacea llamada a
resolver la nueva problemática socio-económica.
La
relación empresario-obrero era desigual; pronto empezaron los abusos de la
parte más fuerte, es decir, los patronos. Existía libertad para contratar un
trabajo; el patrono podía ofrecer condiciones libremente y el trabajador podía
libremente aceptarlas o rechazarlas, pero mientras el obrero no podía hacer un
uso extensivo de su libertad porque su trabajo era su única fuente de
subsistencia, el empresario podía bajar los salarios prácticamente sin
limitaciones y obligar a horarios laborales inhumanos, y no solamente a los
hombres adultos, sino a las llamadas "medias fuerzas" (mujeres y
niños). Hay innumerables fuentes para el conocimiento de los sufrimientos de la
clase obrera; desde las literarias, como algunas novelas de Dickens, hasta los
informes de Engels o las encuestas realizadas por los gobiernos en algunos
países.
Como
el liberalismo primitivo prohibía las asociaciones de cualquier género, que
"modificaran el libre juego de las relaciones económicas o las
condiciones de trabajo" (en la práctica prohibía el sindicalismo),
pronto, en el primer tercio del siglo XIX, comienza la batalla obrera por el
reconocimiento oficial de los sindicatos y la petición de la intervención
gubernamental para la regulación de las condiciones laborales. También estallan
las primeras manifestaciones del problema social a través de la gran arma
obrera: la huelga.
Sin
embargo, el siglo XIX contempla el triunfo del liberalismo y su secuela
económica, el capitalismo. El contenido del sistema liberal en lo
económico-laboral se resume en cinco puntos por el profesor Alonso García:
1. Nuevas
condiciones que fundamentan la prestación de trabajo a consecuencia de la
revolución causada por la introducción de nuevas técnicas.
2. Nuevas
condiciones político-sociales en función de los principios filosóficos y
políticos de la época.
3. Predominio
de la ley de la oferta y la demanda en el desarrollo del sistema capitalista,
con toda su secuela.
4. Vigencia
de un sistema jurídico en el que se concentran la libertad contractual y formal
de las partes ante el contrato, y
5. La
prohibición de toda coalición y asociación para garantizar esa libertad formal.
Contra
los abusos del capitalismo se alzaron los obreros, creando sindicatos para luchar
en relativas condiciones de igualdad y un sin fin de pensadores que formularon
una nueva estructuración de la sociedad, a través del socialismo llamado
utópico y del científico o marxismo.
Independientemente
de que en lecciones sucesivas volvamos a hablar del capitalismo y del
socialismo, al tratar de "la situación social en el mundo
moderno", veamos lo que dice un marxista francés, Henri Lfévre, sobre
el punto de vista de Marx en relación con el trabajo:
"...
Marx muestra (en el tomo I de "El Capital") que el capitalista compra
en su valor en el mercado —y, por tanto, honesta y normalmente en la estructura
capitalista— una mercancía particular: la fuerza de trabajo del asalariado. El
asalariado (la clase de los asalariados) se halla privado de los medios de
producción y separado de ellos... y no tiene más remedio que vender al
capitalista su fuerza de trabajo. El capitalista (la clase de los capitalistas)
compra esta mercancía en su valor (al precio del mercado, que oscila alrededor
de su valor), el que está determinado, como ocurre en todas las mercancías, por
el tiempo de trabajo necesario para su producción. En lo que se refiere al
asalariado y a su fuerza de trabajo, la producción y la reproducción de esta
fuerza representan los costos de su mantenimiento y del mantenimiento de su
familia, en condiciones históricas y sociales determinadas... El salario
representa, por tanto, el tiempo de trabajo socialmente necesario para el
mantenimiento del obrero (es decir, el tiempo de trabajo social, entregado por
el obrero, durante el cual éste trabaja para sí mismo). Pero este tiempo de
trabajo es necesariamente inferior al tiempo de trabajo que puede ofrecer el
asalariado; sin lo cual la productividad de ese trabajo sería "débil o
nula y el capitalista no obtendría ningún provecho ni tendría interés alguno en
emplearlo. La diferencia entre el salario o tiempo de trabajo necesario para el
mantenimiento del obrero y el tiempo ofrecido por él, pertenecen en el régimen
capitalista, al capitalista que lo emplea. Es el sobretrabajo única fuente de
la ganancia capitalista y única explicación posible de esta ganancia. Al
comprar fuerza de trabajo, el capitalista adquiere plusvalía."
Estas
teorías marxistas han sido criticadas por olvidar los otros elementos de la
producción: capital, labor directora, técnica, etc. También se ha dicho que
independientemente de los aciertos y errores de la crítica marxista sobre las
condiciones del trabajo en su época, en la práctica, en los países llamados
"comunistas", los diversos patronos han sido sustituidos por un
patrono gigantesco y tiránico: el Estado, que sacrifica valores espirituales de
los propios trabajadores, en aras de un utópico mundo en que desapareciera y se
estableciera la sociedad sin clases.
Las
conmociones de toda índole provocadas por el socialismo, los sindicatos obreros
y la conciencia cada vez más compartida de los abusos del sistema capitalista,
produjeron, entre otras consecuencias, la intervención del Estado en la
regulación de las relaciones laborales y la aparición de una nueva rama
jurídica, "Derecho del Trabajo", encargada de su estudio.
En las
sociedades contemporáneas, el Derecho del Trabajo ha llegado a ser una de las
más importantes ramas del Derecho y ello porque son pocas las personas que no
conciertan una relación laboral, porque el derecho del trabajo influye
favorablemente en el mantenimiento de la paz social, porque la significación de
sus normas es extraordinario en lo referente a la configuración ideológica del
sistema político de un país y porque el derecho del trabajo está ligado
íntimamente a la vida económica.
Estos
valores de paz social y colaboración se expresan en la Carta del Trabajo, un
verdadero estatuto de protección de trabajadores y patrones, para una
convivencia armónica en pos del progreso social.
La
próxima sesión vamos a revisar lo que es la riqueza, y como hemos de
entenderla, y valorarla.