Es un
hecho que nadie podrá jamás negar: a veces jóvenes ágiles, esbeltos y
elegantes, al regresar de noche a caballo a sus casas, son víctimas de
accidentes que nadie que los conozca podrá explicar; se les encuentra muertos
en el camino, acompañados sólo por su fiel cabalgadura.
El
pueblo conoce, sin embargo, la causa de tales percances. Cuando galopan en una
noche obscura, para apurarse en regresar al hogar, se les sube a la grupa la
Viuda, una mujer vestida de negro. Sedienta de amor, ello los abraza desde
atrás y aprieta con tal fuerza que caen exánimes al suelo.
No
siempre el desenlace es trágico. Hay también Viudas juguetonas, que se
contenten con asustarlos. A veces se dejan caer ellas del caballo, produciendo,
al chocar con la tierra, el ruido de un saco lleno de huesos.
Algunas
sostienen que las hay también que sólo se montan en el caballo para revelar al
jinete el sitio en que se encuentra un tesoro; pues mientras éste permanezca
oculto, el alma de la mujer seguirá en pena y sólo encontrará la paz cuando sea
descubierto. Desgraciadamente —agregan los informantes— muchas veces ellas
mismas impiden que tal descubrimiento ocurra, por ser demasiado apasionadas, y
matar al jinete al abrazarlo ...
*Texto
adaptado de Mitos y Leyendas de Chile, de Carlos Keller.