Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino
A partir de 1977, y por acuerdo de la Asamblea General de las
Naciones Unidas, se recuerda anualmente el 29 de noviembre como el Día
Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino, en conmemoración del
día en el que, en 1947, la misma Asamblea había aprobado la
partición de Palestina, sin considerar las opiniones de sus habitantes.
Desde entonces, cada año se dedica la
fecha a concientizar sobre los derechos inalienables del pueblo palestino para su libre determinación, independencia, soberanía, y el derecho a regresar a sus hogares ancestrales.
Este no es un día de celebración, sino que
es un recordatorio para los Gobiernos sobre la necesidad de resolver este
asunto pendiente en la agenda internacional. Es una fecha triste que nos da cuenta del fracaso del sistema internacional en la resolución de un conflicto creado, precisamente, por las resoluciones y la inactividad de los organismos internacionales.
La historia de estos eventos es dilatada; es necesario recordar que después de la Primera Guerra Mundial el Imperio Británico promovió la inmigración de sionistas a Palestina, aunque nunca fueron mayoría. Al finalizar la II Guerra Mundial y por presión británica se aprobó la partición de lo que había sido el mandato británico en Palestina en dos: una parte judía y otra parte árabe.
Esta partición se hizo en contra de la voluntad de la mayoría árabe, que no la aceptó. En respuesta a estos hechos los países vecinos declararon la guerra en 1948, pero fueron derrotados. Desde entonces el régimen de Tel Aviv ha mantenido una política de limpieza étnica y apartheid contra el pueblo palestino, junto con ataques periódicos, como el de mayo pasado. La vida de los palestinos es solo comparable a la esclavitud que sufrían los antiguos ilotas, bajo la tiranía espartana.
Desde 1947 Palestina ha perdido el 70 por ciento de su territorio, ocupado ilegalmente por la entidad sionista. Como consecuencia de las política Tel Aviv, millones de palestinos han sido sometidos al éxodo forzado, aunque mantienen y reivindican hasta hoy su identidad, historia, cultura y especialmente su territorio bajo ocupación.