Uno de los elementos centrales de la leyenda negra es que los españoles, y por añadidura los pueblos hispanos, son unos fanáticos religiosos y antisemitas. Que ellos fueron quienes expulsaron a los hebraicos de Europa, en un evento sin parangón alguno. 
Claramente esto es una superchería. Si algo llama la atención en el caso de España es la fecha tardía de la expulsión. Los judíos han sido desterrados de Inglaterra en 1290; Francia pensó hacer otro tanto en 1306 pero retrasó la medida hasta 1394. Durante todo el siglo XV menudean las decisiones de este tipo; en 1421, los judíos son expulsados de Viena, luego Linz, de Colonia (1424), de Augsburgo (1439), de Baviera (1442), de Perugia (1485), de Vicenza (1486), de Parma (1488), de Milán y Luca (1489). Unos años más tarde, se les destierra asimismo de Sicilia (1493), Florencia (1494), de Provenza (1498), de Ginebra, Magdeburgo, Ulm... 
A principios del siglo XVI, ya no quedan oficialmente judíos autorizados a vivir en Europa Occidental, con la única excepción de los territorios sometidos a la autoridad del Papa (!). 
Si algo debiese extrañar en este fin del siglo XV no es la decisión de los Reyes Católicos de expulsar a los judíos de España, sino la casi total unanimidad de los soberanos de Europa en adoptar la misma postura. 


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