Sin pena ni gloria ha concluido la pomposa y autodenominada "Cumbre de las Américas", organizada por los Estados Unidos, y con la asistencia de sus satélites y Estados títeres regionales. 

La cumbre tuvo pocos aspectos que destacar, salvo por la publicitada decisión de excluir del evento a los países soberanos de Cuba, Venezuela, y Nicaragua, sin duda por resultar incómodos para la célebre democracia de USA. 

Notable es la valentía de aquellos gobiernos que pese a la presión estadounidense hicieron patente su independencia diplomática. En este sentido los Presidentes de México, Bolivia, Honduras y Guatemala han marcado una importante señal frente del debilitamiento del imperialismo estadounidense en la región. 

La otra cara de la moneda son aquellos mandatarios que acudieron servilmente al llamado de José Biden. Allí estaban los representantes de países caribeños con independencia limitada (Dominica, Guyana, Haití, Bahamas, etc), y los países satélites de Estados Unidos, como es el caso de Colombia (eufemísticamente llamados Aliado importante extra-OTAN, tal y como lo fue Afganistán). 

Podría sorprender la asistencia de la Argentina, aunque su actual crisis económica justifica que Alberto Fernández no dejase pasar esta gran oportunidad de lograr acuerdos con California, como efectivamente sucedió.

Chile, por otro lado, parece ser el ejemplo del régimen de izquierda latinoamericana que promueven los demócratas de Mr. Biden: mucho discurso y señal política, sin afectar el modelo económico, y siguiendo a rajatabla los dictados del secretario de Estado norteamericano. Boric ha cumplido muy bien, pues no solo condenó la operación militar rusa, sino que también calificó a Nicaragua y Cuba como dictaduras, ganando con eso el carnet político sanitario de los USA. 

Eduardo Artés, excandidato presidencial del Partido Comunista Chileno - Acción Proletaria, ha calificado como una vergüenza el papel del presidente Boric. Hablando de Chile, señaló que  "tenemos un gobierno, un presidente que se arrastra a los pies del imperialismo, va a una cumbre "americana" que solo es de los suches de Biden (...)". 

El profesor Artés lo resumió magistralmente. La "cumbre americana" es nuevamente un fiasco, porque no es ni cumbre, ni americana, porque solo incluye a los que conviene invitar, y no a los que incomodan. En términos futbolísticos, Estados Unidos quiso hacer su propia Copa América diplomática, pero sin que acudieran rivales que pudieran ganarle un partido. 

Así lo ha expresado la Cancillería cubana, al manifestar que en esta actividad el Gobierno estadounidense trata de impedir que se "delibere sobre los temas más urgentes y complejos del hemisferio", lo que motiva la exclusión de quienes son más críticos del Imperio. "No se puede hablar de “Las Américas” sin abarcar a todos los países que integran el hemisferio. Lo que nuestra región reclama es cooperación, no exclusión; solidaridad, no mezquindad; respeto, no arrogancia; soberanía y libre determinación, no subordinación" finaliza el comunicado de La Habana.

Sin duda que Estados Unidos y José Biden no deseaban la asistencia de voces criticas contra si mismos y políticas erradas, que han desatado una crisis económica inflacionaria a gran escala en occidente

Lo grandes ganadores de este rastrero evento han sido precisamente los excluidos y los que no asistieron por voluntad propia, que en conjunto lograron mostrar que en Hispanoamérica todavía quedan Estados soberanos.

Anastasio López
Ministro de la Defensa y las Relaciones Exteriores 

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