Una reflexión sobre la situación en Donestk y Lugansk – columna de Marcelo Grodas
Tras
el discurso de Putin, y una vez que la Federación de Nueva Rusia decidan su eventual
incorporación a la Federación Rusa, cualquier ataque de cualquier país contra
dichos territorios será una agresión directa y una declaración de guerra a
Rusia, que tendrá plena legitimación en su criterio para enfrentar dichas agresiones.
Durante
los siguientes días y hasta la consolidación de este proceso, la OTAN y sus aliados
deberán evaluar seriamente sus posiciones, porque de parte de Rusia, cuando
hable Putin ya todas las decisiones de la siguiente fase estarán tomadas.
El
conflicto dejará atrás su carácter de una "Operación Militar
Especial" en Ucrania y contra las fuerzas ucranianas y sus apoyos
extranjeros de cualquier tipo, para convertirse en un conflicto internacional
en toda regla de Rusia contra las entidades que la agredan en lo que, a todo
efecto, será su territorio.
Rusia
dejará de responder a la agresión exclusivamente dentro de territorio ucraniano
y podrá actuar contra cualquier movilización de armamentos, hombres y equipos
encaminados a agredirla, incluyendo la respuesta aeroespacial contra satélites
privados u objetos en el mar.
Rusia
también se considerará legitimada para atacar las infraestructuras terrestres
críticas vitales para la supervivencia de las entidades enemigas en general o
para su operación bélica en especial.
Durante
el tránsito a la nueva fase del conflicto, cualquier sorpresa de un evento de
alto impacto por cualquiera de las partes podrá ocurrir, con el potencial de
desencadenar el nivel de respuesta nuclear.
Ramzán
Kadírov, actual Jefe de la República de Chechenia ha ofrecido desplegar 50.000
soldados chechenos en el frente sur. La información de medios rusos señala que
el líder checheno le ha pedido personalmente al presidente Putin asumir el
mando de la conducción militar de ese frente, bajo el compromiso de “tomar
Odessa y barrer de nazis todo el corredor” a toda costa.
Ahora
bien, las guerras de este tipo no se luchan en el invierno. Se aproxima el
invierno del hemisferio norte, y el mundial, evento ideal para cubrir una
respuesta contundente y efectiva.
La
guerra moderna no se limita al frente militar en terreno; hay un plano político
y comunicacional fundamental, donde Rusia ha perdido ampliamente frente a la máquina
de propaganda de EE.UU, la misma que ha vendido las invasiones de Irak, Libia y
Afganistán como “operaciones de libertad”.
Si se quiere evitar una guerra larga, Rusia debe aprovechar este invierno para lograr sus objetivos militares inmediatos. Los ucranianos, por su parte, tienen una difícil cuestión; o mantienen el régimen actual, que ya es abiertamente dictadura, sin ninguna perspectiva de elecciones a la vista, o buscan un cambio, que los puede dejar sin la jugosa línea de crédito que ya los tiene endeudados por los próximos 150 años.
Información
y texto de Marcelo Grodas. Adaptado de
original de Jairo H. David.