El piuchén succionador
El
vampiro es un murciélago que succiona la sangre de noche a los animales y a
veces también al hombre que duerme al aire libre. Vive, precisamente, de esa
sangre. No tiene absolutamente nada de fabuloso, legendario ni mitológico.
No
obstante, ya los araucanos, que lo conocen con el nombre de pihuichén, lo
elevaron a tal categoría, seguramente por lo misteriosos que parecen esos
ataques. Se le representa como una culebra que más tarde adquiere alas, las que
le permiten volar: esa culebra alada aparece en la mitología americana desde
México hasta Chile. Su estridente silbido suena como "piurút, piurút'', y
cuando se le escucha puede estarse seguro de que se va a producir la muerte de
alguno de los presentes. De día se esconde en los bosques, dejando en la
corteza de los árboles huellas de la sangre que chupa. Si se le acerca alguna
persona y no ve al pihuichén antes que éste la observe, ella morirá. Tiene la
costumbre de permanecer cerca de un hogar, provocando la muerte por consunción
de todos sus habitantes. Lo mismo ocurre con hatos de ganado, que enflaquecen y
perecen. La única manera de impedir esos ataques consiste en trasladar el
domicilio o el ganado al otro lado de una corriente de agua, pues el pihuichén
no volará sobre ella. Los machis hacen frecuentemente alusiones a él como
causante de enfermedades.
La
mitología popular chilena ha adoptado estas mismas creencias, pero las ha
modificado. Ha conservado la forma de una serpiente inicial, pero supone que
más tarde se transforma en otro animal, como ser, una rana de gran tamaño,
cubierta de finísimo vello y dotada de alas anchas y cortas, fuertes patas y
ojos saltados y que espantan; o en un pavo joven, una gallina con pico largo y
delgado, ojos grandes y de color gris muy claro, alas pequeñas y cerdas ásperas
y fuertes que forman una hilera sobre el espinazo; pero también se le atribuye
la forma de una serpiente alada. En Chiloé se sostiene que en su origen es un
aprendiz de brujo que no ha podido adelantar en el "arte" y que por
tal motivo ha sido arrojado en un caudaloso río, donde se transformó en
piuchén. Se le atribuye una larga vida y se cree aún que no muere nunca. Los
daños que ocasiona son los mismos que indica la leyenda araucana.
*Texto
adaptado de Mitos y Leyendas de Chile, de Carlos Keller.