Compartimos con ustedes la columna de opinión personal del Ministro de Defensa y Relaciones Exteriores, de Asuntos Internos y Director de la Academia Nacional, Sr. Anastasio López, respecto de su análisis de los resultados de las recientes elecciones de la Asamblea Constituyente de Chile. El contenido de esta columna no representa la opinión ni del gobierno ni de la República de Rino Island. 

Nuestra política respecto de las elecciones de otros Estados siempre será la no intervención alguna, toda vez que se trata de procesos absolutamente internos.  

Vae victis: ¡Ay de los vencidos!

Los resultados de las últimas elecciones de convencionales constituyentes ha sido un gran triunfo de la izquierda. La derecha unida ha sido aplastantemente vencida por una izquierda dividida, que se ha quedado con al menos 101 constituyentes, sin contar eventuales apoyos de los constituyentes de pueblos originarios.

La derecha, con un 20% de los votos, y solo 37 constituyentes elegidos, ha quedado total y absolutamente derrotada. La izquierda chilena, en tanto pueda ponerse de acuerdo en su proyecto de nueva constitución, puede establecer lo que quiera en la carta fundamental, sin siquiera tener que escuchar a los constituyentes derechistas.

Estoy siendo muy literal; la izquierda, si quisiera, podría consensuar desde este momento la orgánica de la nueva institucionalidad, y luego aprobarla en los 9 meses de deliberaciones, rechazando todas las propuestas de la derecha, y aprobando con 2/3 las propias.

Hoy la derecha chilena ha sufrido su peor derrota electoral desde 1965, cuando tan solo obtuvo 9 diputados y 7 senadores, lo que a la postre llevaría a la unión de liberales, conservadores y nacionalistas en el Partido Nacional.

Es posible que la única solución para la crisis de la derecha sea precisamente esta; unirse no como pacto electoral, sino que, como un partido único, dejando de dividir fuerzas y empezando a pensar en como desenvolverse en un probable régimen diseñado por la izquierda. Al final, no es más que la vuelta de la tortilla de la Constitución de 1980, que fue una creación original y exclusiva de la derecha chilena. 

ANASTASIO LÓPEZ


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