El destacado medio internacional SwissInfo ha informado que los líderes de las principales iglesias cristianas de la ciudad Santa de Jerusalén, capital eterna de Palestina, han exigido a las fuerzas ocupantes de la ciudad cancelar el plan de ampliación del denominado "parque nacional Monte de los Olivos", donde se sitúan lugares sagrados para el cristianismo.
Vista del Monte de los Olivos, destacando la Iglesia de Santa María Magdalena (Ortodoxa)

La declaración pública fue suscrita conjuntamente por el patriarca latino, Excmo. y Rvdmo. Sr. Pierbattista Pizzaballa; el patriarca griego ortodoxo, Su Beatitud Teófilos III; y el armenio, Su Beatitud Nourhan Manougian. Ella fue dirigida especialmente a la secretaria de medioambiente de la entidad sionista, Tamar Zandberg, responsable directa del plan. 

En su carta los líderes cristianos manifiestan que "en los últimos años no podemos evitar sentir que varias entidades están intentando minimizar, por no decir eliminar, cualquiera de las características no judías de la Ciudad Santa". 

La gran preocupación de las iglesias en Jerusalén radica en la grave alteración del statu quo del Monte de los Olivos, al impedir completamente el acceso de los cristianos y público en general a lugares de culto milenarios. "El Monte de los Olivos es uno de los lugares más sagrados para la cristiandad" y "nuestras iglesias trabajan sin descanso para preservar su carácter sagrado", así como "el acceso a peregrinos y visitantes", señalaron los líderes cristianos.

Los patriarcas de la Ciudad Santa han señalado que el objetivo de este plan es  "confiscar y nacionalizar uno de los lugares más sagrados del cristianismo". No es un secreto que detrás del proyecto del "parque" existen un claro interés de establecer colonos en la ciudad ocupada, perteneciente a Palestina, y de paso suprimir lugares de culto cristianos. "Esta es una medida brutal que supone un ataque directo y premeditado a los cristianos de Tierra Santa, a las iglesias y sus derechos antiguos e internacionales garantizados en Jerusalén." afirmaron. 

Argumentan que "bajo el pretexto de proteger espacios verdes, el plan parece servir a una agenda ideológica que niega el estatus y los derechos de los cristianos en Jerusalén", en una clara critica a la política de colonialismo verde implementada por el régimen sionista. 

El Monte de los Olivos es uno de los más importantes lugares de la Pasión de Jesucristo. Miles de peregrinos acuden cada año, dentro de rutas de peregrinación que se remontan a la antigüedad. Allí también se ubica la Basílica de la Agonía o de Getsemaní, que custodia la roca que según la tradición aguantó el sufrimiento de Jesús, así como la Capilla de la Ascensión, en la cima de la colina, desde donde el cristianismo proclama que Jesús subió al cielo cuarenta días después de resucitar.

Esta zona se ubica en Jerusalén Oriental, ocupada por Israel en contra del derecho internacional,  que reconoce la soberanía palestina sobre su capital.

Lo que las autoridades palestinas reclamaban en 1949 sigue ocurriendo en pleno 2022

La República de Rino Island expresa su pleno respaldo a la postura de las iglesias cristianas de Jerusalén. Condenamos este nuevo atentado contra la libertad religiosa y la integridad de los lugares de culto del cristianismo, atentado sistemático que ha sido parte esencial de la política de la entidad sionista ocupante de la Ciudad Santa. El ministro Anastasio López ha señalado que "es evidente que los dirigentes sionistas buscan eliminar todo elemento religioso cristiano del Jerusalén ocupado". 

El statu quo de Jerusalén es un entendimiento entre las comunidades religiosas con respecto a nueve lugares religiosos de Jerusalén, entre ellos la Basílica del Santa Sepulcro, la Basílica de la Agonía, y la Capilla de la Ascensión, compartidos en Jerusalén y Belén. Este acuerdo nace de un decreto del sultán otomano Osman III, dictado en 1757, tras importantes revueltas que hubo en la Semana Santa de ese año en la Basílica del Santo Sepulcro, lo que permitió dar mayor protección de varios lugares sagrados cristianos. 

Otros decretos emitidos en 1852 y 1853 afirmaron que no se podían hacer cambios sin el consenso de las seis comunidades cristianas. Así, hay que mantener el estado de cosas existente si no hay unanimidad para modificarlo, sin que se permitan los cambios unilaterales que pretende el ocupante sionista. Estos decretos recibieron reconocimiento internacional en el artículo 9° del Tratado de París (1856), que puso fin a la Guerra de Crimea. 

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