El 12 de junio de 1935, en Buenos Aires, se firmó el Protocolo de paz donde se acordó el cese definitivo de las hostilidades en el Chaco Boreal. Tras tres años la Guerra del Chaco llegaba a su fin.

Este sangriento conflicto enfrentó a Bolivia y Paraguay por el control del Chaco Boreal, territorio que corresponde al norte de la pampa del Gran Chaco, en Sudamérica central.

Durante la guerra, ambos países sin litoral enfrentaron dificultades para enviar armas y suministros a través de países vecinos. Paraguay supo enfrentar las dificultades con ingenio y habilidad, gracias al mando del General Estigarribia.  Bolivia, en cambio, enfrentó problemas de política interna (cosa frecuente en un país con más golpes de Estado que años de vida independiente) y cambió tres veces su Estado Mayor. Sus fracasadas y anticuadas estrategias le acabarían costando su ventaja inicial.

La cultura y la etnia boliviana son cruciales para comprender la Guerra del Chaco y su resultado. En el centro de Bolivia se encuentra el Altiplano, un valle entre las cadenas montañosas de los Andes que se encuentra aproximadamente a 4.000 metros sobre el nivel del mar. El clima y la topografía severos que rodea esta región hacen que el centro de este país sea bastante inaccesible para otras regiones más bajas de Bolivia. Las regiones más pobladas del país se encuentran aquí. La composición racial de Bolivia es predominantemente indígena, con ascendencia que se remonta a los incas.

Después de la independencia, los indígenas, el grupo étnico más poblado, fueron obligados a ocupar puestos de trabajo manual y servidumbre a los caudillos, como en muchas otras naciones latinoamericanas. Un sentimiento de unidad nacional basado en las fronteras y el sistema de estados nacionales no era innato para la mayoría de los bolivianos. En el momento de la Guerra del Chaco, la mayoría de los bolivianos tenían poco o ningún interés en la región del Chaco, que se encontraba tan lejos del corazón económico y político del país. Por esta razón, los bolivianos se mostraron apáticos ante la guerra en la región del Chaco. Sin embargo, los líderes políticos obligaron a muchos indígenas y pueblos indígenas a la servidumbre militar para luchar por el Chaco.

Antes de la Guerra del Chaco, Paraguay había desarrollado regiones bajas del Chaco para la producción de mate, tradicional bebida del cono sur. A principios del siglo XX el mate era el cultivo agrícola más importante de Paraguay. Además de Paraguay, Argentina fue el principal consumidor de mate. Por lo tanto, la tierra se utilizó principalmente para fines de producción y, por lo tanto, proporcionó grandes beneficios económicos al país. Culturalmente, el desarrollo de Paraguay fue muy diferente al de Bolivia, ya que la mayoría de los indios y europeos eventualmente se mezclaron étnica y culturalmente. Además, la población es menos indígena que la de Bolivia. Los paraguayos sí se identificaron con su patria y sintieron un sentimiento de orgullo y unidad nacional en el momento de la Guerra del Chaco, lo que los llevó a defender su patria. Los paraguayos buscaron activamente servir en el ejército para evitar que Bolivia ocupara su país.

En los años anteriores a 1932, los enfrentamientos armados menores fueron frecuentes a lo largo de la frontera entre Bolivia y Paraguay. Cuando la guerra se hizo inevitable en los primeros meses de 1932, Paraguay comenzó a reunir un gran número de tropas a lo largo de su frontera. Mientras Paraguay intentaba armarse adecuadamente, una fuerza boliviana atacó el fuerte paraguayo en Vanguardia el 15 de junio de 1932 y comenzó la guerra. Ambos bandos tenían un gran interés en el resultado de la guerra. Para el Paraguay, el control sobre el río Paraguay y la región del Chaco garantizaría la producción continua de mate y la exportación de este cultivo tan vital para la economía paraguaya. Para los bolivianos la adquisición de la región del Chaco resultaría en una vía fluvial necesaria para el comercio y un potencial sitio de exploración petrolera.

La guerra continuó durante tres años. Durante este tiempo, Bolivia continuó obligando a los indígenas a la servidumbre militar, mientras que las empresas petroleras extranjeras en el país fueron acusadas por Paraguay de estar financiando al ejército boliviano. El presidente paraguayo, Eusebio Ayala, encomendó al general José Félix Estigarribia las decisiones militares. Durante este tiempo, miles de soldados murieron en las regiones aisladas del Chaco. Fue difícil para los soldados sobrevivir al duro clima de la región del Chaco. Las áreas boscosas eran especialmente densas, lo que provocó que muchos perdieran la vida debido a enfermedades e infecciones desconocidas. Eventualmente murieron más soldados por enfermedades como la malaria que por heridas de bala.

Tres años después de iniciado el conflicto, y después de que se perdieran 100.000 vidas, Paraguay tenía el control de gran parte del Chaco Boreal, controlaba la totalidad de los fuertes de la región, y amenazaban Santa Cruz de la Sierra y los pozos petroleros bolivianos. La situación era verdaderamente desesperada.

Tomás Manuel Elío, jefe de la delegación boliviana en Buenos Aires, escribió lo siguiente al conocer la ultima y más terrible derrota boliviana: “Prácticamente hemos perdido el Chaco. Hoy el problema de la guerra está vinculado a la desintegración de los departamentos de Santa Cruz y Tarija y a la pérdida de nuestras riquezas petrolíferas. Frente a esta situación no podemos cruzarnos de brazos y espectar el drama, cuya prolongación puede causar la ruina definitiva del país.”

El Coronel Rodríguez, de Bolivia, inclusive afirmó “la paz debería ser aceptada ahora que ambos ejércitos están equilibrados.”

Bolivia aceptó las condiciones de un protocolo de paz el 12 de junio de 1935, firmado en Buenos Aires. Se confirmó posteriormente con una tregua firmada en 1935 por ambos países y posteriormente por una firmada en 1938, otorgando a Paraguay el control permanente de las tres cuartas partes del Chaco Boreal.

Bolivia quedó derrotada, sin la vía fluvial que esperaba alcanzar. Años más tarde, las compañías petroleras exploraron la región del Chaco y no pudieron encontrar depósitos importantes de petróleo. Hoy en día, los indígenas guaraníes permanecen en la región del Chaco, junto con importantes grupos de colonos menonitas. Bolivia y Paraguay ya no están en términos hostiles y el Chaco Boreal ha seguido siendo utilizado con fines agrícolas por Paraguay.

Aunque Bolivia tenía lucrativos ingresos mineros y un ejército más grande y mejor equipado, la mejor organización y conocimiento del terreno de Paraguay le permitió obtener la victoria en la guerra.

El vencedor luego vendió su excedente de armamento a la España Republicana.


Adaptado y traducido por Anastasio López, del original "La Guerra del Chaco" de Ryan Lindsay. 



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